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El camino hacia la Inteligencia Artificial General: Una nueva "guerra fría" entre poderes hegemónicos


El camino hacia la Inteligencia Artificial General Una nueva guerra fría entre poderes heg

En las últimas décadas, el concepto de Inteligencia Artificial General (IAG) ha pasado de ser un sueño lejano a una meta estratégica para las potencias tecnológicas y hegemónicas del mundo. La IAG se refiere a una IA capaz de realizar prácticamente todas las tareas intelectuales de manera similar o superior a los humanos. En la recta final del 2024, China y Estados Unidos lideran esta carrera, protagonizando una nueva versión de la Guerra Fría, pero en esta ocasión, cambiando las ojivas nucleares y los viajes al espacio por datos, modelos y algoritmos como objetivos de desarrollo. Esta competencia se lleva a cabo en un contexto donde la tecnología y la información son el centro de poder, dicho en otras palabras, los avances en IAG podrían definir el futuro de la humanidad, afectando desde la economía hasta la seguridad y el bienestar social.


La carrera hacia la supremacía en inteligencia artificial

Estados Unidos, posee un ecosistema de innovación tecnológica altamente desarrollado por empresas privadas las cuáles han sido líderes históricos en inteligencia artificial. Pioneros como OpenAI, Google DeepMind y Microsoft han marcado la pauta en modelos avanzados de lenguaje, aprendizaje profundo y sistemas autónomos, logrando avances significativos, desde la medicina hasta la manufactura. Sin embargo, China, con su estrategia centralizada y el respaldo masivo del Estado, está acelerando el ritmo. El gobierno chino ha invertido miles de millones en investigación y desarrollo, posicionando a empresas como Alibaba como un competidor global de primer nivel con su modelo Qwen. Además, debido a su modelo de gobierno centralizado, la integración de la IA en políticas estatales asegura que su desarrollo sea parte de un plan coherente y alineado con los objetivos nacionales.

Esta carrera es única porque no se trata solo de tecnología, sino también de geopolítica. La nación que domine la IAG obtendrá una ventaja sin precedentes en ámbitos como la economía, la defensa y el control de la información, redefiniendo así las reglas del juego global. Por ejemplo, en el ámbito económico, una IAG podría optimizar cadenas de suministro de manera drástica, mejorando la eficiencia y reduciendo costos a niveles nunca antes vistos, lo cual otorgaría una ventaja competitiva abrumadora. En cuestiones de defensa, la capacidad de desarrollar sistemas autónomos avanzados podría proporcionar una ventaja militar crítica, mientras que en el control de la información, una IAG avanzada podría manipular flujos de datos para influir en la opinión pública y controlar narrativas globales. Por ello, para ambos países la IA no es solo un recurso económico, sino un pilar de soberanía, así como de seguridad nacional.


¿Innovar o regular?

El enfoque de Estados Unidos se basa en el impulso a la innovación a través del sector privado, apoyado por una vasta red de startups, universidades y corporaciones tecnológicas, esto se ha puesto de manifiesto con la reelección presidencial por parte de Donald Trump declarando que se potenciará una cultura empresarial que incentiva el riesgo y la creatividad, facilitando el desarrollo de nuevas tecnologías a través de la importación de talento, a través de acciones como la facilidad para otorgar visado y residencias a extranjeros que busquen potenciar sus habilidades en la IA dentro de alguna corporación estadounidense. Ahora bien, es cierto que este modelo fomenta un desarrollo acelerado, pero no hay que perder de vista que también genera riesgos en cuanto a la regulación y el uso ético de la IA. 

Por otro lado, China adopta una estrategia mucho más centralizada. El desarrollo de la IA se ha integrado en su plan quinquenal, con objetivos claros para convertirse en líder global para 2030, incluyendo avances específicos en áreas como el reconocimiento facial, la automatización industrial y la medicina personalizada. Además, se busca crear al menos 10 centros de investigación de IA de clase mundial y asegurar una cuota significativa del mercado global de tecnologías de IA. Esta estrategia permite movilizar recursos de manera eficiente, pero plantea serias preocupaciones sobre los derechos humanos y las libertades individuales. Las aplicaciones de IA en sistemas de vigilancia masiva, como el reconocimiento facial en espacios públicos y académicos, así como la censura en internet, muestran el lado más controvertido de este enfoque. Estas herramientas permiten al gobierno chino mantener control total sobre su población, lo cual ha generado comentarios y observaciones internacionales por el potencial abuso de estas tecnologías en la represión de minorías y la limitación de libertades civiles.


El dilema ético de la inteligencia artificial general

El avance hacia la IAG es de suma importancia para la sociedad, porque plantea interrogantes que de momento no tienen una respuesta clara, por ejemplo ¿cómo asegurarnos de que esta tecnología sirva a la humanidad y no se convierta en un arma de control o destrucción como pasa en la ciencia ficción?

Actualmente, existen esfuerzos como el de la Unión Europea y la Iniciativa de Gobernanza Global de la IA de la ONU que están trabajando para establecer marcos regulatorios internacionales que aborden estas preocupaciones éticas. Estos esfuerzos internacionales buscan construir principios comunes que guíen el desarrollo de la IA para evitar su uso perjudicial. Geoffrey Hinton ganador del premio Nobel de física 2024 por su contribución a la creación de redes neuronales, ha declarado abiertamente su preocupación por la falta de regulación mundial, sentenciando que de no propiciarse un ecosistema global colaborativo, podríamos estar encaminándonos hacia un mundo dividido por "esferas de IA" distintas, donde el acceso a las innovaciones y los beneficios de la inteligencia artificial esté limitado por fronteras políticas. La incertidumbre aumenta si consideramos que en caso de no haber legislaciones a nivel mundial, los países que queden fuera (por voluntad o por alguna causa) serán potenciales blancos para el desarrollo de IA fuera de normativas que preserven y prioricen el bienestar de la humanidad.


¿Y qué pasa con México en esta guerra fría?

La posición geopolítica de México es siempre una dicotomía que pocas veces escapa a la polarización. Somos los vecinos sureños de una de las potencias hegemónicas que busca hacerse primero de la IAG por lo tanto, es esencial comenzar por hablar de estos temas, para que tanto el gobierno como la iniciativa privada, las universidades y la sociedad civil tomen posición y acción al respecto. Necesitamos permanecer actualizados sobre los desarrollos en IA y su camino hacia la Inteligencia Artificial General, así como emprender iniciativas que promuevan el desarrollo de capacidades locales. Esto no solo posicionará a México como un actor relevante en el panorama internacional, sino que garantizará que la IA sea un tema de relevancia nacional que permita al país afrontar los desafíos del futuro y aprovechar las oportunidades que esta revolución tecnológica ofrece.


Así que te invito a que compartas este contenido para que cada vez llegue a más esferas sociales, políticas y económicas, recuerda que estás en HiperFoco y que la IA te acompañe.

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